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Por: Juan Carlos Mendoza

(Amazonas).- Desde el anuncio por parte del Gobierno nacional de que a los venezolanos que tuviesen el Carnet de la Patria se les iba a cancelar el llamado “petroaguinaldo”, muchos o en este caso, la gran mayoría de la población carnetizada se preguntaban ¿cómo era eso?, ¿cómo se come?, ¿dónde se utiliza?, ¿cómo lo van a pagar? o ¿cómo voy a comprar?, eran parte de las tantas interrogantes que se hacía el pueblo y sobre todo los que de alguna u otra forma vivimos en Amazonas, porque si hablamos de tecnología llego a pensar que este Estado, este gran Estado mal administrado por personeros que ya muchos conocemos, en materia tecnológica se encuentra entre los últimos territorios donde el internet anda en una pata y cada vez más cojeando de la que medio le sirve.

Bueno el caso es que como todo en esta vida es un negocio y se aprovecha quien más puede, el más vivo por decirlo de algún modo y que no suene grosero, desde que fue anunciada la cancelación de este beneficio a todos los carnetizados, se iniciaría un proceso primeramente con los pensionados por edad y número de cédula, luego de allí el personal docente adscrito a las nóminas del Ministerio de Educación, funcionarios públicos de las diversas instituciones del país y por último los uniformados castrenses que hacen vida activa en las diferentes fuerzas militares venezolanas, donde hasta ahora se ha cumplido el cronograma tal cual se anunció, solo que el desespero ahora es más grande.

Pero la cosa no es esa, sino que desde que se dijo que se cancelaría el medio petro al pueblo venezolano la gran mayoría de comerciantes, sobre todo en Amazonas, iniciaron una búsqueda frenética de los puntos para el biopago, esto con la intención de que los productos los pudiesen adquirir en sus negocios, que no es más que un sistema de captahuellas, donde el venezolano puede comprar sus productos y con solo colocar su pulgar derecho o izquierdo indiferentemente en la pantalla de la maquinita, puede solicitar cualquier artículo que necesite, desde comida, ropa, repuestos, además de materiales para la construcción, entre otras cosas más, todo lo que se pueda imaginar y claro está solo, única y exclusivamente en los negocios donde se acepte el fulano biopago.

Tanto fue el auge que el banco de Venezuela comenzó a asignar a los solicitantes la maquinita captahuellas, pero estos comerciantes jugándole al “vivaracho” como decimos en nuestro país, por un lado la entidad bancaria le entregaba los biopago y ellos comenzaron por otro lado a aumentar a diestras y siniestras los precios de los productos de todo en general, ahora la cosa para volver más loca a la gente es, un precio en efectivo, un precio por los puntos de venta y ahora la nueva modalidad un precio por el biopago, ¿qué les parece?, pues es así como ustedes lo están leyendo acá, sino hagan una de las tantas colas eternas por horas, muchos amanecen de un día para otro, mientras que otros madrugan más de la cuenta a partir de las 3 de la mañana o antes, si usted se puede dar un paseíto por los locales comerciales de la capital amazonense a estas horas de la madrugada en las afueras de estos locales, se observan colas kilométricas de la gente durmiendo inclusive en las aceras dispuesta a comprar sus alimentos, ya que el servicio de estos biopago es sumamente lento y hace más larga la espera.

Recientemente el gobierno regional y municipal mandó a la calle a los funcionarios públicos de las instituciones para supervisar los precios y que se hiciera respetar el costo de los productos establecidos, esto debido a que por un lado iniciaba el proceso de desembolso del petroaguinaldo y por otro lado los dueños de establecimientos comerciales daban comienzo a la estampida del incremento a diestra y siniestra de los precios, aumentando en más de 50% todos sus productos y en algunos casos hasta el 100%, sin preguntar ni consultar a nadie, alegando que son sus productos y si quieren comprar allí lo pueden hacer sino “váyanse para otro lado porque esa es mi mercancía y el precio lo coloco yo, no el gobierno”, como nos lo hicieron saber en una populosa panadería de la avenida Orinoco, prácticamente desangrando el maltratado bolsillo de los venezolanos y de manera especial el de los amazonenses, quienes necesitados hacen estas colas por más de dos horas, o hasta todo un día, con tal de llevar el sustento a sus hogares y alimentar a sus familias.

Hasta ahora iniciaron con el proceso de fiscalización, ojalá esto se mantenga el tiempo que sea necesario, para hacerles entender a estos señores comerciantes, ojo no son todos los que se aprovechan del hambre y la necesidad de la gente, que existe un pueblo necesitado y que va más allá en busca de su sustento en esta época decembrina, que se traduce en unión, paz, fraternidad y hermandad, pero que muchos se confabulan para quitarle a los amazonenses el don más preciado, su humildad.

Una ayuda es una ayuda y siempre será bien recibida por el pueblo venga de donde venga, en estos tiempos de austeridad, caos, hambruna y sobre todo crisis económica que vive el país, hasta una nueva oportunidad amigo lector, deseo para todos un feliz año 2020 cargado de muchas cosas positivas, que Dios todopoderoso los colme de bendiciones y que el amor de sus familiares reine en sus hogares en unión y mucha dicha, hasta pronto disfruten la vida y que Dios les bendiga.

Hablando Claro “Con la verdad por delante”

Puerto Ayacucho, estado Amazonas

Edición número 14, año 1