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A junio de 2019, sumaban más de 7 mil millones de dólares los fondos bloqueados por EEUU en 40 bancos internacionales, que ni pueden ser usados ni son devueltos a Venezuela, dinero que en un 80% está dirigido a la adquisición de medicinas, alimentos y materia prima esencial para la economía nacional, señala William Castillo, viceministro de Comunicación Internacional del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, en su artículo Piedra, papel o tijera. Bloqueo: la receta del diablo.

Relata que desde 2015, EEUU ejecuta la más extensa y profunda agresión que haya sufrido Venezuela en 200 años de historia. «De hecho, se trata de una política de guerra, de una guerra no declarada, que se realiza por un camino indirecto: la economía», dice.

«Es un plan cuyo fin es destruir el aparato productivo, privar al pueblo de los medios materiales para vivir; generar el colapso de todos los aspectos de la vida y producir -mediante un shock social- el derrocamiento del Gobierno que el pueblo libremente se ha dado».

Castillo explica que en marzo de 2015, sin que ninguna razón lo justificase, el presidente Barack Obama dictó la Orden Ejecutiva 13692, infelizmente conocida como Decreto Obama, en la que declaró a Venezuela una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y a la política exterior de Estados Unidos”.

«Fue un hecho tan fuera de proporciones, que parecía una broma de mal gusto. ¿Cómo puede una nación pequeña, cuya población equivale a 10% de la de EEUU, con un ejército ocupado en tareas de resguardo territorial y desarrollo interno, un pueblo que en toda su historia participó en una sola guerra – la de su independencia- cómo puede una nación así, ser una amenaza para la potencia militar más grande de la historia?».

Pero así es. Donald Trump ha asumido con particular pasión esta tarea. En su mandato, ha firmado seis decretos ejecutivos adicionales, que impiden a Venezuela negociar de manera soberana su deuda externa y ha bloqueado el acceso del Gobierno y de la industria petrolera a fuentes de financiamiento internacional.

«A la brutal caída de los precios del petróleo y al sabotaje interno para tumbar la producción petrolera, se sumó la decisión del poder financiero global de impedir que llegara un solo dólar de los mercados u organismos financieros a Venezuela».

Como resultado, desde 2013, el ingreso anual en divisas de Venezuela ha caído más de 90%. De recibir 42.690 millones de dólares en 2013, a recibir 4.088 millones en 2018. Y en 2019 y 2020 esto no ha hecho sino empeorar. Desde finales de 2019, Venezuela prácticamente no ha recibido ingresos externos, necesarios para sostener el funcionamiento de la economía.

EEUU también persigue las operaciones con oro y criptomonedas que se ha planteado Venezuela como alternativa de financiamiento; ha confiscado bienes y activos en EEUU y en otros países, en una cifra que ya supera los 30 mil millones de dólares.

El viceministro denuncia que EEUU ha prohibido el comercio marítimo del petróleo venezolano. «Y cuando no puede lograrlo, asalta barcos en insólitos actos de piratería que recuerdan a los filibusteros de su majestad la reina de Inglaterra en el siglo XVII».

Señala que la reina de Inglaterra se ha birlado más de mil 300 millones de dólares de oro venezolano, intercambiados por “apoyo político” a la banda criminal elegida por Trump para Venezuela, y de un compromiso de reparto del país en la era “postchavista”.

FUENTE ULTIMASNOTICIAS.COM.VE